Los orígenes del Fuerte (s. XVII)
El contexto:
El embarcadero de Porcillán
La historia y evolución del Fuerte de San Damián se encuenta íntimamente ligada al desarrollo del puerto y de la villa ribadense.
La villa de Ribadeo surge en la segunda mitad del siglo XII al amparo de una iniciativa personal del conde de Sarria y Montenegro, Álvaro Rodríguez, y su muller, la infanta de Portugal Sancha Fernández, alcanzando un importante desarrollo bajo el dominio de su hijo Rodrigo Álvarez, maestro de la Orden de Santa María de Monte Gaudio.
En 1182, el rey Fernando II, para terminar con un conflicto de intereses jurisdiccionales surgido en la zona entre el obispo de Mondoñedo y el maestro de Monte Gaudio, incorpora la villa a los dominios de la corona y ordena al obispo que traslade la Sede Episcopal a Ribadeo, donde permanecerá hasta 1248.
Durante la Edad Media, el puerto ribadense se desarrolla alcanzando un marcado carácter comercial que definirá la economía de la villa, al quedar esta estrechamente vinculada a la economía del mar, convirtiéndose en un nudo comercial importador y distribuidor para el interior de Galicia y el occidente asturiano. La villa se transforma en un polo dinámico de atracción para las poblaciones vecinas, ejerciendo como elemento impulsor económico y favoreciendo el asentamiento de nueva población.
La existencia desde tiempo inmemorial de una antigua torre de vigilancia en el islote donde hoy se apoya la pasarela del mirador del Cargadero, controlando el aceso al primitivo hondeadero de As Cabanas, parece ser señal inequívoca del desarrollo medieval del puerto ribadense.
Al mismo tiempo, la villa medieval estaba rodeada de una muralla que contaba con siete puertas y dominada desde la parte más alta por un castillo construídos en la segunda mitad del século XIV cuando Ribadeo pasa a ser un Condado. En ciertos puntos la muralla contaba con troneras y en algunas de sus puertas existían pequeños baluartes.
En el século XVI las continuas guerras contra Francia hicieron del porto de Ribadeo un objetivo fácil de alcanzar por las flotas enemigas salidas de los puertos franceses. Periódicas alertas de posibles ataques obligarán al refuerzo y modernización de las viejas estructuras defensivas medievales en torno al embarcadero de Porcillán, para adaptarlas al uso de artillería.
Como consecuencia se construirían tres nuevas estructuras defensivas en torno a Porcillán de cierta importancia por su condición novedosa en Galicia: El revellín de Porcillán, el baluarte de la Atalaia y la batería y garita de A Moreira.
Báculo de Mondoñedo. Museo Nacional d´art de Catalunya.
La construcción del Fuerte
La construcción naval
y el primer Fuerte
Un hecho casual va a convertir a Ribadeo en una plaza militar estratégica en el cantábrico para la corona. El hundimiento del galeón “Santiago de Galicia” en la Ría de Ribadeo, donde se había refugiado después de combatir con navíos ingleses y holandeses, en el año 1597, hará que el propietario de este barco, Jácome Juan de Polo, se traslade a Ribadeo para construir un nuevo galeón (el “San Felipe”) con los restos aprovechables.
Aprovechando la construcción del San Felipe, el empresario portugués Juan Núñez Correa, que había resultado adjudicatario de un contrato de la corona para la construcción de diez galeones para la Armada de Guardia de la Flota de Indias, le subcontrata a de Polo la construcción de tres de los galeones (el “San Pedro”, “San Pablo” y “San Francisco”).
La construcción de estos galeones de guerra hace que el puerto de Ribadeo pase a ser objectivo militar para la armada holandesa en el contexto de la Guerra de los Ochenta Años. El peligro que amenaza a los galeones en construcción en Ribadeo, destinados al servicio del Imperio Español, hace que por primera vez la corona se interese por la defensa militar del puerto de Ribadeo, cuya condición de villa condal la obligaba a defenderse por sus propios medios.
Ante la evidente falta de defensas adecuadas para la villa y sobre todo para el astillero, en 1605 el capitán general del Reino de Galicia presenta al rey un proyecto de Bartolomé Muñiz, sargento mayor del Distrito de Ribadeo, para construir una fortificación en “Punta do Carballo” para defender la entrada del puerto de Ribadeo. Con todo, el proyecto no llegará a ejecutarse.
El astillero ribadense se convierte de esta forma en el primero y único de Galicia en el que se construyan galeones de guerra, hito que se repetirá en 1624, cuando la Xunta del Reino de Galicia contrata a Juan Pardo Osorio la construcción de cuatro naves para formar la Escuadra de Galicia y este decida su factura en el astillero de Porcillán, aprovechando su origen y prestigio familiar en la comarca.
En ese mismo año de 1624 llega un correo de San Sebastián alertando de un inminente ataque holandés. El capitán general del Reino de Galicia, Juan Alonso Idiáquez de Butrón y Mújica, marqués de San Damián, acudirá entonces a Ribadeo desde A Coruña con soldados y cuatro gruesas piezas de artillería de hierro colado. Se levantará una batería artillada en “Punta do Carballo” surgiendo una nueva infraestructura defensiva que evolucionará a partir de entonces hasta convertirse en el Fuerte de San Damián.
De esta primeira fase de construcción de la fortificación no existe documentación gráfica, pero si comunicaciones y escritos de la época que nos dan idea de una primera configuración de la fortaleza. Consistía en una batería de tierra y faxina con capacidad para cincuenta soldados, con una planta adaptada a la orografía del terreno buscando el mejor aprovechamiento posible, y dotada de ocho gruesas piezas de artillería de hierro colado.